
Maestría
By Juan Andrés Núñez
Cada episodio está basado en principios de la filosofía estoica, en los últimos descubrimientos sobre la naturaleza humana (avalados por la ciencia) y en mi experiencia personal.

MaestríaApr 01, 2020

RAW: Control de daños
Cuando mi día se convierte en una mierda, esto lo que yo hago para que no vaya a peor. Yo lo llamo "control de daños".
Mentoría conmigo: https://calendly.com/juanwmedia/mentoria-flash

Meditar no es suficiente
El artículo sobre mi experiencia tras 30 días meditando es la pieza que más tracción ha tenido entre todo lo que he escrito. Llamativo, ya que mi profesión actual es desarrollador de software.
A pesar de todo, creo que es normal porque en la mayoría de interacciones que tengo con otras personas en mis mentorías, me doy cuenta del caos mental que sufren.
Existen demasiados intereses pujando por tu atención, tratando de influenciarte e inyectarte una opinión —que no es tuya— para que seas predecible.
Lo triste es que casi siempre lo consiguen.
Así que sí, entiendo que meditar y su promesa de mayor serenidad y claridad mental sea una idea tan atractiva.
¿Pero es real?.
Mi opinión ha cambiado desde que hace años escribí ese artículo. Sigo meditando pero, al menos para mí, meditar no es suficiente. Deja que te explique por qué.
Sesión de mentoría conmigo: https://mentoria.maestria.fm/

RAW: 2 semanas sin alcohol y cafeína
Al día de hoy, llevo dos semanas (mi plan es 61 días) sin probar la cafeína y el alcohol. Así que si alguna vez has pensado en hacer esto por tu cuenta, esto te interesa.
Te explicaré por qué lo estoy haciendo y cómo lo estoy haciendo. También qué dificultades he encontrado pero, sobre todo, los beneficios que ya siento.
Sesión de mentoría conmigo: https://mentoria.maestria.fm/

RAW: Sí, la motivación es para imbéciles
Es importante para mí volver a recordarte que, si únicamente te basas en factores externos (en estar motivado/a) para hacer algo, con todas las capacidades que tienes como ser humano, perdóname pero sí, eres un imbécil.
Episodio original: No necesitas motivación.

Consejos para tu primera pull request
Para el que no sepa que es una pull request (enlace), se da cuando un desarrollador/a solicita que su trabajo (código fuente) sea revisado para ser integrado en una base de código mayor común.
Si esto es algo nuevo para ti, que la terminología no te haga pensar que no tiene nada que ver contigo. Lo tiene.
Al fin y al cabo una pull request (PR) requiere mostrar tu trabajo a los demás, exponiéndote a las críticas. Esto, en cualquier profesión, puede ser un momento MUY angustioso.
Basándome en mi experiencia, aquí van algunos consejos para hacer la situación más llevadera y —quién sabe— conseguir que incluso la disfrutes. Vamos allá.

RAW: Esto es lo más importante

Qué hacer cuando no sabes qué hacer

El verdadero agradecimiento

¿Por qué no quieres verlo?

No necesitas estar informado

No necesitas lotería

Necesitas claridad

No necesitas motivación

Cómo encontrar lo bueno en lo malo

Todo importa

Tomar el control

La Resistencia es el camino
En este episodio me doy un paseo mientras comparto contigo una técnica que siempre me ha funcionado para salir de la apatía y el derrotismo, con la intención de que te ayude a ti también.

El Club de las 5 AM
Acompáñame mientras doy un paseo (literalmente) y te cuento cómo he reconectado con un viejo hábito que, en este momento de mi vida, es más relevante que nunca.
- Canal Productivity Game

Comenzar lo es todo
En este episodio improvisado te explico por qué pienso que la acción imperfecta es mejor que la inacción y por qué dar el primer paso es lo más importante.

Debes recordar lo importante
<li>Es importante que planifiques todo lo que quieres hacer durante la semana. Yo lo hago el domingo.</li>
<li>Cuando lo hagas, debes ser sincero/a contigo mismo/a y saber hasta dónde puedes llegar.</li>
<li>Muchas veces sobreestimamos nuestra capacidad —o subestimamos el trabajo que tenemos por delante.</li>
<li>Pero sobre todo nunca olvides lo que realmente es importante para ti, ya que suele quedar relegado a la última posición en tu agenda.</li>
<li>Sin embargo, no basta con recordarlo. Debes tratar eso que quieres hacer, que te representa y que es importante (pero no urgente) como algo especial, porque lo es.</li>
<li>También debes tener en cuenta el peligro del cambio de contexto, llamado “coste de activación”.</li>
<li>Debes recordar lo importante, porque si no lo haces estarás condenado/a repetir una y otra vez el último año de tu vida.</li>
</ul>

La frustración es tu amiga
Si le preguntaras a diez, cien o mil personas sobre cuál es su idea de la felicidad, la mayoría pensará en la palabra “confort”. En nuestra sociedad el concepto de fácil, sencillo y sin esfuerzo van de la mano, dando a entender que uno es el camino a otro. Es una pena que no se corresponda con la realidad.
Es complicado culpar a alguien por pensar así. Si toda tu existencia se basa en hacer cosas incómodas (por compromiso, obligación, etc.) es lógico suponer que si eliminas lo incómodo de tu vida, serás feliz. Esta es la razón principal por la que tú y yo tenemos tantas ideas que nunca se pusieron a prueba. Tantos proyectos, cursos, libros y objetivos que nunca entraron en acción.
Perseguimos los beneficios sin el proceso, el resultado sin pasar por la incomodidad y el tedio. Estamos obsesionados con los “quick wins” (la versión reducida e idealizada del trabajo duro y el esfuerzo), aunque estos no existan. Aún en el raro caso de que entremos en acción, abandonamos ante el primer obstáculo.
Los seres humanos huimos de la frustración porque nos hace sentir vulnerables, incómodos. Nos recuerda nuestra naturaleza endeble. Nos viene a decir que ni somos tan buenos ni lo sabemos todo.
Si crees que no eres feliz no es por culpa de la incomodidad, es porque te sientes incómodo/a por los motivos equivocados. Tu trabajo no es incómodo, tú te sientes incómodo/a porque no quieres trabajar en él, ya que tu jefe y/o compañeras son gilipollas. Pero tienes que hacerlo. Esto es extensible a cualquier otro aspecto de la vida (pareja, familia, negocios, etc.).Debes entender que nada que merezca la pena está exento de una buena dosis de dificultad, dolor y frustración. Da igual lo que quieras ser o aprender. Como dice Robert Greene en Mastery es así como funciona el cerebro humano. Los primeros pasos en ese nuevo objetivo serán desagradables por la cantidad de información a asimilar (si alguien te lo vende de otra forma, miente). Para soportar el proceso debes de ser tú quién elija. Debes elegir por ti, no por otra persona ni por obligación o conveniencia.
Entiendo que resulte difícil de entender, pero nunca me he sentido más vivo que en mitad del dolor y la frustración de la lucha por hacer algo que para mí, merece la pena.
No seas ingenuo/a y no huyas de la frustración. Es tu mejor amiga. La necesitas. La búsqueda hedonista del confort por el confort solo te hará más miserable.
¿No lo está haciendo ya?.

Ellos no son tus amigos
Nunca he sido una persona que tienda a compararse en exceso. De verdad. No me considero por encima de nadie, pero aun así nunca he necesitado prestar atención a otras personas para calcular mi valía.
Todo esto cambió cuando empecé a utilizar más las redes sociales. Al hacerlo, se manifestaron toda una serie de pensamientos y emociones apenas conocidos para mí.
La mayoría negativos.
No creo que el problema esté en las comparaciones en sí, ya que todos/as nos comparamos y es normal. Es un mecanismo interno que los seres humanos compartimos.
Desde que eres pequeño/a evalúas constantemente la cantidad de atención que recibes. Primero de tus padres (sobre todo si hay hermanos/as de por medio). Luego en el colegio, en busca siempre de la popularidad. Más adelante en el trabajo, donde quieres conseguir ese ascenso o aumento, quizás a costa de pasar por encima de los demás.
Es un comportamiento lógico y racional. Hasta un niño pequeño se da cuenta de que a la atención le sigue el poder, y todos —absolutamente todos— queremos más poder.
En mi caso particular el verdadero problema reside en las redes sociales, ya que exageran este fenómeno hasta límites que acaban perjudicándote.
Sospecho que no soy el único al que le ocurre.
Solo tienes que prestar atención a tus emociones cuando haces scroll en cualquier red social y te encuentras con esa persona (todos tenemos nuestro/a némesis). Un torrente de pensamientos se desborda. Se inicia un diálogo interno. Buscas desesperadamente racionalizar lo que sientes, pero es imposible por una sencilla razón.
Nunca encontrarás lógica en la envidia.
No ayuda que la mayoría de personas exponga la parte de su vida que le interesa, exagerando sus logros y escondiendo las miserias que todos tenemos.
El análisis superficial te indicará algo muy diferente de lo que puede estar pasando en realidad. Quién sabe, quizás el/ella sienta lo mismo hacia ti.
La única forma de combatir la situación es —como no— ser consciente. Consciente de tus sentimientos y actuar cuando lo necesites. Silencia/oculta/elimina/bloquea aquello que no te venga bien o no estés preparado para aceptar y sigue tu camino.
Es posible que tener presencia en los medios sociales sea un requisito actualmente. No te lo discuto. Sin embargo eso no significa que debas caer en las dinámicas de búsqueda de atención, validación social y baja autoestima que todas ellas acaban generando.
Tienes en tu contra ingenieros y psicólogos del comportamiento, además de inversiones millonarias.
No te engañes, su único objetivo es tenerte siempre ahí, haciendo lo que ellos quieren para retener tu atención y rentabilizarla.
A ellos les importa una mierda que estés o no conectado con tus seres queridos o que te mantengas al día con lo que ocurre en el mundo.
Para ellos solo eres un número.
Ellos no son tus amigos.

Acción imperfecta
¿Por qué cuesta tanto actuar?. ¿Por qué ese primer paso se sigue resistiendo?.
No es por falta de información: conoces de sobra lo que tienes que hacer, y si no lo, sabes dónde encontrarla.
Tampoco es por falta de tiempo: todos/as sin excepción podemos dedicar media hora al día a algo nuevo.
¿Por qué es entonces?.
Por la emoción más poderosa. Aquella que lleva contigo desde un día dejaste de soñar y te hiciste adulto/a de repente.
El miedo.
Miedo a lo desconocido. A ese camino que, aunque potencialmente mejor para ti, está por explorar.
Aunque las oportunidades se presenten una y otra vez es necesario aceptar la incomodidad, alzar la mano y hacerte visible.
Lo estás viendo a tu alrededor. Ya no hay nada seguro (en realidad nunca lo hubo). ¿A qué esperas para comenzar ese curso, iniciar esa conversación, realizar esa llamada, enviar ese correo, grabar ese podcast o editar tu primer vídeo?.
¿Cuánto más puedes esperar para ser tu mejor versión?. ¿Cuántos días, semanas y años te quedan para explorar y explotar tu potencial?.
Esperamos porque realmente tenemos miedo. Es preferible lo conocido —pero mediocre— a lo desconocido. Aunque en este último esté la vida que siempre has soñado.
Pero, ¿sabes qué?: te he mentido. El problema no es el miedo. De hecho, haces bien teniéndolo.
Miedo a seguir en ese trabajo de mierda un solo día más. Miedo a dejar morir una relación agonizante. Miedo a continuar rodeado de personas que detestas. Miedo a no reconocer lo que tus valores y a expresar tu punto de vista, a pesar del dogma dominante. Miedo seguir siendo alguien lleno de talento, aristas y cosas que te hacen único/o, pero que nadie ve.
Miedo seguir malgastando un tiempo que no tienes.
Miedo a seguir muerto/a en vida.
Ese es el miedo que debes de tener.
Deja que te empuje a dar el primer paso, ya que —te lo aseguro— nunca llegará el momento ideal o las circunstancias adecuadas.
Acción imperfecta, urgente, consistente y en una única dirección.
Sin mirar atrás.

Necesitas estar solo/a
Existen dos tipos de soledad: aquella que eliges y la que viene impuesta por las circunstancias. Todos tememos la última, aunque más tarde o más temprano vamos a experimentarla (si no lo estamos haciendo ya).
Precisamente por eso —quieras o no vas a tener que estar solo/a, saber disfrutar con serenidad de tu propia compañía y dejar fluir los pensamientos es una valiosa habilidad que pasa desapercibida para la mayoría de personas.
La prueba la tienes a tu alrededor. Observa y comprobarás que la norma es hacer justo lo contrario: huir de la soledad. A este tipo de personas, aunque no les quede más remedio que estar físicamente a solas, no lo estarán mentalmente gracias al teléfono móvil, TV u otros mecanismos para capturar la atención.
Deja que sea claro: no soportar estar a solas contigo mismo/a es un claro indicador de que algo no va “bien”. No mejorará con el tiempo, solo se hará peor. Si te encuentras en esta situación, debes hacer algo ya.
Estar sólo de verdad (sin ningún gadget electrónico) puede parecer insoportable, ya que desaparece el ruido mental procedente del mass media, el scroll sin fin en tus feed sociales y otras distracciones de baja calidad que forman la materia prima utilizada para anestesiar tus verdaderos pensamientos.
Si quieres conectar contigo (con tu verdadero yo) debes, primero, desconectar del mundo y observar el vacío: lo que realmente piensas de ti. ¿No sabes a qué me refiero?. Yo creo que sí. Son esas sombras que en ocasiones se deslizan por tu mente cuando al finalizar el día apagas la luz y desconectas tus sentidos. En la oscuridad te sientes acorralado/a. Es posible que estés a solas con tus pensamientos por primera vez desde que amaneciste.
Ese vacío es el conjunto de todos los "debería". El coro formado por las incomprensiones, recriminaciones, frustraciones, envidias, ideas inmaterial izadas y proyectos que nunca terminaste.
Durante el día, mientras te dedicas a consumir información que no te aporta nada acerca de personas que no tienen importancia, apenas puedes sentirlo. Pero por la noche, cuando no tienes más remedio que dejar de lado Facebook, Instagram o Netflix, el vació tiene espacio para manifestarse.
Si tu soledad no es voluntaria, alégrate —en serio. Hay mucho que aprender de uno mismo cuando se está solo. Lejos de sentir lástima y entrar en una espiral derrotista que te hará aún más insoportable estar solo, abraza de forma voluntaria tu situación. Este cambio de actitud (de víctima a verdugo) es el primer paso para ayudarte a sacar el mayor provecho de tus circunstancias.
Irónicamente, quizás la puerta a la versión de ti que siempre has soñado y que estás buscando fuera, se encuentra en tu propio interior.
Siempre ha estado ahí.
¿Cuántas de las personas de tu entorno que hoy consideras imprescindibles lo seguirían siendo si aprendieses a estar solo/a?, ¿cuántos de esos “te echo de menos” están basados en el verdadero afecto y no en la conveniencia?.
Desde hoy y de forma gradual comienza a buscar momentos de verdadera soledad. Pueden ser cinco minutos, cinco horas o cinco días. Da lo mismo. Encuentra un lugar tranquilo donde perderte en tus pensamientos y, en lugar de esconderte tras tu smartphone (como siempre haces), ten el valor de observar, entender y aceptar quién eres.

No tiene importancia
<li>Una de mis conclusiones en este año de pandemia es que estar preocupado es una forma de ser que busca en su entorno algún motivo que la justifique. No al revés.</li>
<li>Sabes de sobra como funciona: de repente ocurre algo y el mundo se paraliza conteniendo la respiración. Aunque tú estés desconectado/a da igual, acabas enterándote porque allá donde vas todos/as hablan de ello.</li>
<li>De una forma u otra acabas dedicando gran cantidad de tiempo, energía y atención sobre algo que en el 99% de los casos no puedes operar. Es decir, sobre lo que no puedes hacer nada.</li>
<li>Y aquí hemos dado con una nueva acepción de la palabra estupidez. Piénsalo. ¿Es no es ridículo preocuparte por lo que no puedes hacer absolutamente nada?.</li>
<li>Sin embargo seguimos no solo dándole vueltas manteniéndolo en la cima de nuestra atención, sino alimentando la situación contándoselo —exagerando un poco, por supuesto— a todo aquel que puedas.</li>
<li>Es como combatir el fuego con gasolina. Llega un punto en que se hace tan grande que nadie recuerda dónde comenzó.</li>
<li>En este caso los medios de comunicación tienen mucha responsabilidad. Saben de sobra que el miedo vende más por pura biología [Biología] y siempre le dan ese repugnante tono tremendista y apocalíptico a todo lo que dicen, reconocible desde lejos, pero de alguna forma sigue surtiendo efecto.</li>
<li>Yo —si fuera tú— trazaría una línea en la arena y haría una clara distinción. ¿Merece la pena preocuparse por _____?</li>
<li>Una de las principales fuentes de sufrimiento es querer que nada cambie. Querer controlar lo que no puedes controlar.</li>
<li>Si lo que sea que pugna por tu atención esta bajo tu control, entonces sin duda actúa.</li>
<li>Si no lo está, reconoce que nada puedes hacer y que, por lo tanto, no tiene importancia.</li>
<li>Quizás esto te choque, pero debes entender dos aspectos vitales que espero clarifiquen lo que intento comunicarte:</li>
<li>Primero, “no importancia” no quiere decir indiferencia.</li>
<li>Segundo, la mayoría de problemas suele acabar solucionándose por sí mismo —ajenos a tu nivel de preocupación— si les das el tiempo y el espacio suficiente.</li>
</ul>

Muerte en vida
<li>Cierra los ojos e imagina (solo por un instante) lo peor que te puede pasar.</li>
<li>Casi con toda seguridad imágenes de enfermedad o situaciones extremas necesidad habrán pasado por tu cabeza.</li>
<li>Terrible, sin duda, pero, ¿sabes que?: hay algo peor que la enfermedad. Existe algo mucho peor que lo que la mayoría de personas considera <em>lo peor</em>.</li>
<li>Yo lo llamo muerte en vida y es difícil de diagnosticar. Aparentemente estás sano. Desde fuera parece que <em>las cosas te van bien</em>.</li>
<li>Pero cada noche al finalizar el día sientes que la vida se te escapa.</li>
<li>No eres capaz de recordar en que momento perdiste o —mejor dicho— cediste el control. Ahora, ni tu mismo/a te entiendes.</li>
<li>¿Por qué es lo peor?. Porque ante la enfermedad, el despido, el divorcio o cualquier otra perdida existe un consenso. Todos/as conocen la gravedad. En el caso de que seas el protagonista, sabes que tienes que actuar.</li>
<li>No hay dudas. No hay titubeos.</li>
<li>Sin embargo, hoy en día es posible vivir sin vivir, escuchar sin oír, entender sin aprender. Como un autómata, desarrollando poco que tus funciones vitales básicas.</li>
<li>¿Qué sentido hay en salir de este mundo (nuestro destino final) apenas más consciente de que como llegaste?.</li>
<li>No soy capaz de encontrarlo.</li>
<li>Alguien dijo una vez que la mayoría de personas muere a los 20 años. Aunque las entierren con 80.</li>
<li>¿Es posible escapar de este purgatorio de la mediocridad?. Sí. Estoy seguro. De hecho, cada día tenemos la oportunidad de hacerlo, pero dejamos que la alarma siga sonando asesinando nuestros propios sueños.</li>
<li>Hay algo peor que morir y la muerte en vida.</li>
<li>Quién sabe. Quizás estés muerto. Es solo que no te has dado cuenta.</li>
</ul>

Ley de Parkinson
<li>Nada ocurre cuando tienes “todo el tiempo del mundo” o planificas para “algún día”.</li>
<li>El otro extremo tampoco es agradable. El estrés por llegar a tiempo cuando todo está en contra.</li>
<li>El resultado se resiente en ambos casos.</li>
<li>Uno saca lo mejor de sí cuando existe un equilibrio. Ni flexibilidad total ni pasar noches sin dormir.</li>
<li>Cuando me enfrento a algo por primera vez multiplico por dos el tiempo que creo que me costará.</li>
<li>Luego se trata de avanzar pequeños pasos cada día y no perder de vista tu objetivo. Ya he hablado de esto en Maestría.</li>
<li>Todo trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible. Esa es la ley. Y es cierta.</li>
<li>Solo tienes que echar la vista atrás para darte cuenta de que cuando tenías todas las vacaciones de verano para realizar ese proyecto, este nunca vio la luz.</li>
<li>Así mismo, cuando pensabas que era imposible finalizar todas esas tareas en un fin de semana, sin saber cómo, pudiste.</li>
<li>Cada día estoy más convencido del peligro de dividir tu atención. De no decir no a oportunidades interesantes para decir sí a las oportunidades que realmente merecen la pena.</li>
<li>No solo se trata de producir resultados, sino de disfrutar del proceso. Para eso se requiere tiempo y dedicación continuada.</li>
<li>Como te comenté hace poco: solo una cosa.</li>
</ul>

Mente de principante
No importa si es el inicio de un nuevo proyecto, un nuevo puesto de trabajo, un examen importante o la fecha de publicación de tu primer producto, muchas veces nos acercamos a los eventos más trascendentes de nuestra vida con la mentalidad equivocada.
En lugar de curiosidad y ganas de extraer lo máximo de la experiencia, nos ponemos en lo peor. Dicho de otra forma. ¿Cuántas veces piensas que vas a fallar antes de siquiera empezar?.
Esta es una insidiosa forma de auto-sabotear nuestra experiencia humana, de ponernos trabas donde no las hay. Tenemos tanto miedo a tener éxito que preferimos *ir por lo seguro* o *ser realistas*, planificando el fracaso.
Es muy complicado crecer si vives la vida con recelo y desconfianza hacia ti, y por ende hacia los demás.
La buena noticia es que existe otra forma de vivir. La mala es que te va a costar implementarla en tu vida.
Primero, debes entender y aceptar que ciertamente todo puede ir *mal* —aunque el concepto de bien y mal solo existe en tu cabeza. Aun así contempla de frente ese escenario y traza un plan “b” que te permita seguir a flote. A partir de ahí, debes centrar toda tu atención en el proceso, no el resultado.
¿Por qué?. Porque es lo único que controlas: tu práctica.
Cuando inevitablemente esos pensamientos o influencias negativas intenten hacerte sentir inferior, date cuenta de que solo son pensamientos, no hechos.
Los hechos son indiscutibles: el desastre es posible, pero también lo es que puedes brillar en tu nueva profesión, aprobar con nota el examen o ayudar a millones de personas con tu contenido. Reconócelo, también es posible. No lo olvides.
No importa tu edad o experiencia, es vital que cultives y mantengas una mente flexible, libre de dogmas y prejuicios.
Una mente de principiante.

Tracción vs. Distracción
Si hay una enfermedad que nos afecta a todos/as por igual en este siglo XXII son las distracciones.
No importa tu trasfondo o identidad, estoy seguro de que —muy a tu pesar— tú también te distraes más de lo que crees que deberías.
Estar distraído tiene una connotación peyorativa total. Es difícil encajar la palabra distraerse sin que suene a falta de esfuerzo o poca voluntad.
Como siempre la ignorancia sobre el tema no ayuda, ya que pocos de nosotros/as entendemos qué son realmente las distracciones, así que culpamos a factores externos por su existencia: notificaciones, correo-e, compañeros/as de trabajo, vecinos, tráfico. La lista es interminable.
Sin embargo debes de entender que aunque los disparadores pueden ser externos (un perro ladrando) o internos (una notificación de Instagram), ser distraído de forma continua suele ser síntoma de algo más. Es solo la punta del iceberg.
Si cada cinco minutos estás chequeando el correo o comprobando si tienes más likes en tu última publicación, estás huyendo de algo, estás mendigando pequeñas dosis de dopamina para hacer hagan la situación más llevadera.
Puede ser que tengas que trabajar en un proyecto que detestas o con personas que detestas o que te detestes a ti mismo/a. El caso es que te distraes porque buscas neutralizar esas emociones y pensamientos negativos.
Ya he hablado en otro episodio de Maestría sobre el estado de Flow o fluir y sé que suena a animal mitológico, pero te aseguro que existe.
No solo eso, puedes crear las condiciones para que aparezca (en ese episodio te explico como).
Esto es importante porque cuando uno fluye apenas es distraído. Ocurre lo contrario: alguien te habla y te cuesta —literalmente— escucharlo porque tu cerebro sigue en la actividad. Las notificaciones o el propio concepto de redes sociales o correo-e no puede ser más ridículo.
Esta es la clave: no necesitas distracciones cuando estás haciendo algo que te representa, motiva y completa. No puedes ser distraído si estás en tracción.
Sabes de sobra qué actividades o estímulos te causan distracción. Ahora debes encontrar aquellos que te causan lo contrario: tracción.
Unas te alejan de la dirección que quieres tomar, de tus objetivos. Las otras te acercan.
Ahora bien, como te decía en Solo una cosa los seres humanos no somos robots. Necesitas alejarte de tus actividades para coger perspectiva. Necesitas recarga.
¿Qué es recarga?. Es distracción planificada a tu medida. En lugar de dejar todo al azar, debes diseñar con intención a qué y cómo inviertes tu tiempo y atención y en que momentos necesitas estar distraído/a. Necesitas desconectar.
Usa la distracción para tener tracción. Son las dos caras de una misma moneda. Bien utilizadas se complementan y retroalimentan. No huyas de ellas, utilízalas a tu favor.

Solo una cosa
<li>Puedes hacer todo lo que quieras, pero no a la vez. Esa es una de las grandes verdades que nadie te dice.</li>
<li>Si eres una persona inquieta, algo tentador (y que a mí me pasa todavía) es intentar perseguir diferentes objetivos con la misma intensidad.</li>
<li>Todos son interesantes. Todos me llaman la atención. Con base a esas <em>sensaciones</em> —no realidades— planifico mi agenda, añadiendo bloques de tiempo aquí y allá hasta completar el puzzle semanal.</li>
<li>Cuando intento llevarlo a cabo me doy cuenta de que el ser humano no es un robot. De que por mucho que <em>encaje</em> en mí <em>timeblock</em> mi mente no puede saltar de una cosa a otra y rendir de forma adecuada.</li>
<li>Ese cambio de contexto, de pasar un proyecto o tarea a otra consume mucha energía. Algo que olvidas cuando te dejas llevar por la motivación al planificar y tomar decisiones.</li>
<li>La misma cantidad de energía en una única dirección te puede acercar a tus objetivos. Mientras que si la distribuyes en direcciones diferentes no solo seguirás en el mismo sitio, sino que te sentirás frustrado/a y amargado/a.</li>
<li>Esa es la principal diferencia entre avanzar y estar ocupado. Algo que la mayoría de personas siguen confundiendo. Esta es también la razón por la que necesitas “productividad”, para poder —de alguna milagrosa forma— combinar todo eso que crees que debes hacer.</li>
<li>¿Recuerdas como comenzaba este episodio?. Puedes hacer todo lo que quieras pero <em>no a la vez</em>. Esta es la clave. Solo una cosa… a la vez.</li>
<li>Debes ser sincero/a contigo mismo/a. Establecer tres (por ejemplo) áreas o prioridades en las que quieres crecer y renunciar —temporalmente— al resto.</li>
<li>Entonces, planifica tu día, semana, mes y vida en torno a ello. Busca darle tiempo ininterrumpido a cada área y no mires atrás. Decide cuando realizarás trabajo creativo, mecánico o administrativo, dejando un <em>buffer</em> de tiempo entre cada uno de ellos.</li>
<li>Por supuesto, alguien se molestará porque no respondas sus correos con falsas urgencias al instante o no devuelvas las llamadas en ese mismo momento. Pues bien, que se joda. Es tu vida. No la suya. Es tu tiempo. No el suyo. Protégelo, porque cada instante que pasa te queda menos.</li>
<li>Este el camino menos atractivo. La senda menos transitada. Lo entiendo. Si decides recorrerlo tendrás que luchar contra las influencias externas, publicidad y sentimiento de <em>FOMO</em> que quieren polarizarte. Te sentirás mal, sobre todo al principio.</li>
<li>Sin embargo, debes preguntarte ¿quién sería yo si diseñase mi vida en torno a un objetivo?, ¿qué podría hacer si dedicase mi atención no a lo más urgente, sino a lo más importante?.</li>
<li>Dicho de otra forma, ¿buscas dejar un legado a tu familia o unas fotos descoloridas como reliquia de un tiempo olvidado?, ¿quieres dejar huella de tu paso por este mundo o un gris epitafio sobre una tumba que ya nadie visita?.</li>
<li>Ya sabes lo tienes que hacer: solo una cosa.</li>
</ul>

La seguridad es el nuevo riesgo
<li>Todo parece seguro hasta que deja de serlo. Creo que esa sería una gran definición de este 2020.</li>
<li>Cuando los engranajes del sistema en el que vivimos funcionan correctamente, la vida se convierte en algo confortable y predecible. Te sientes seguro/a y asumes que tu realidad de los últimos meses o años será siempre esa.</li>
<li>Pero la seguridad sólo existe en tu cabeza. Lo que es peor, creer que existe te puede impedir crecer.</li>
<li>Por mucho que esté escrito en documentos y contratos o te lo hayas repetido a ti mismo/a, no hay nada seguro. No existe el trabajo indefinido, ni la salud eterna ni el tiempo ilimitado. Es una quimera. Deja de perseguirla.</li>
<li>Pienso que el ser humano es la mayor máquina de adaptación. Mientras que otros mamíferos necesitan pocos meses para formar sus capacidades, nosotros necesitamos dieciocho años para poder ser considerados adultos. El cerebro humano es una máquina maravillosa.</li>
<li>Sin embargo muchos de nosotros/as renunciamos a esa capacidad de adaptarse y mejorar a cambio de una falsa sensación de seguridad.</li>
<li>De niños/as nos queremos comer el mundo. Nada es imposible y la vida es un juego lleno de exploración y nuevas posibilidades. Como adultos la mayoría vivimos vidas grises, predecibles, anodinas… pero seguras.</li>
<li>Cuantas decisiones y oportunidades son desaprovechadas cada día. Están ahí. Siguen ahí. Es sólo que hemos perdido la capacidad de verlas porque pensamos que no nos las necesitamos.</li>
<li>Huir del riesgo y buscar la seguridad y el confort se ha convertido en el mayor riesgo que puedes correr.</li>
<li>¿Qué hacer entonces?. Necesitas un plan de emergencia. Parecido al que te encuentras impreso en el asiento de enfrente cuando viajas en avión.</li>
<li>Necesitas re-activarte y exponerte. Necesitas tomar el control y constuir un muro protector alrededor tuyo y de tu familia. Nadie lo va a construir por ti.</li>
<li>No des nada por seguro, adquiere nuevas habilidades o perfecciona las que ya tienes y, sobre todo, toma decisiones y busca siempre la excelencia en lo que haces.</li>
<li>Hazlo y pronto te darás cuenta de que fuera de tu zona de confort es donde ocurre la vida. Que en la inseguridad y en el riesgo de valerte por ti mismo/a y perseguir unos ideales —irónicamente— encontrarás la verdadera confianza y seguridad.</li>
</ul>

Solo cuando lo necesites
<li>Cada ser humano es, en su naturaleza, único.</li>
<li>Sin embargo ante determinados ambientes nos volvemos 100% gregarios.</li>
<li>Ya sea por estímulos o un entorno preparado para ello, cedemos nuestra voluntad a terceros.</li>
<li>No todo el mundo sabe que es un embudo de ventas o <em>funnel</em>, aunque todos hemos caído en alguno (y seguimos cayendo).</li>
<li>Se trata de una serie de impactos de comunicación con un orden determinado cuyo único objetivo es hacer que compres algo. Convertirte. Así es como la gente de marketing lo llama.</li>
<li>Para ello usan determinadas técnicas, pero las más comunes son la escasez y la urgencia.</li>
<li>También existen <em>funnels</em> físicos. No tienes más que ir a un centro comercial, sentarte en algún lugar donde tengas un panorama completo de lo que ocurre y observar.</li>
<li>El emplazamiento de las tiendas. La zona de restauración. Todo está listo para convertirte de alguna forma. No importa si tu intención original era no comprar, <em>casi</em> seguro que al salir del centro tendrás una bolsa con algo que no necesites junto a ti.</li>
<li>Te cuento esto porque a mí también me ha pasado. Sin embargo, tengo un antídoto.</li>
<li>La próxima vez que sientas de repente la necesidad de comprar algo que no entraba en tus planes originales, sé consciente de la situación y di para ti mismo/a “solo cuando lo necesite”.</li>
<li>No importa la urgencia. Seguro que habrá más descuentos en otro momento.</li>
<li>No importa la escasez. Seguro que reponen ese artículo más adelante.</li>
<li>De esta forma le has invertido la mecánica. En lugar de tomar una decisión compulsiva y luego tener inventar un argumento lógico que justifique tu decisión, estarás tomando una decisión ante una situación real que sería más llevadera si compras esa herramienta, curso, libro o lo que sea.</li>
<li>Se acercan fechas en las que se invierten millones en capturar, procesar y convertir tu atención.</li>
<li>Mantente alerta y repite el mantra: solo cuando lo necesite.</li>
</ul>

Debes hacerlo cada día
- Siempre me ha llamado la atención el hecho de tener y nutrir un diario. El llevar un registro de lo más importante de cada día de mi vida.
- Como se acerca el cambio de año, creo este es el mejor momento para poner en marcha un nuevo hábito.
- Se trata de una técnica usada por grandes personalidades y creativos/as como Marcus Aurelius, Charles Darwin, Winston Churchill, Tim Ferriss y un larguísimo etcétera.
- La escritura reflexiva mejora el proceso de tomar decisiones, el pensamiento crítico y nos hace un poco más conscientes de quienes somos a través de lo que pensamos.
- Incluso hay estudios que aseguran que escribir en tu diario te puede ayudar a lidiar con el estrés, copar con momentos de ansiedad y potenciar tu sistema inmune.
- Te cuento todo esto para que sepas que más allá de mi experiencia los beneficios de escribir en tu diario son conocidos desde hace miles de años.
- En el momento de grabar este episodio de Maestría llevo más de un mes escribiendo en mi diario, y estoy comenzando a sentir los beneficios.
- Por una parte, puedo concentrarme más y mejor —ya que tengo más presente cuales son mis objetivos— por lo que sé en qué debo de invertir mi tiempo y atención (mis prioridades) y me alejo del trabajo reactivo.
- Sin embargo el mayor beneficio (para mi) es reconocer patrones de pensamiento y emoción al repasar días anteriores de tu diario, algo que puedes hacer en el momento de la semana que prepares la siguiente.
- Debes tener en cuenta que si algo es importante para ti debe quedar por escrito. Dicho de otra forma: aquello que no escribes (lo sacas del éter de tus pensamientos y lo plasmas en algo tangible) no puede ser procesado o controlado.
- Si te preguntas qué escribir en tu diario o cuándo hacerlo, te diré que son cuestiones secundarias. Lo más importante es la consistencia. Debes hacerlo cada día.
- Comienza cada mañana identificando 3 a 5 prioridades . Algo que sí o sí quieres tener listo al finalizar la jornada.
- Cuando llegue ese momento revisa lo que has cumplido, lo que no y —sobre todo— por qué. Apunta los motivos, qué has aprendido y cómo te sientes. Hazlo durante varios días y comenzarás a identificar patrones.
- A nivel personal también añado a mi diario dos bloques extra: uno de agradecimiento, donde constancia por escrito de que o quién me ha ayudado, y otro con las decisiones que haya podido tomar en base lo que ha ocurrido en el día.
- Por supuesto que también puedes dibujar, hacer esquemas, volcar ideas que aparentemente no tengan conexión. Olvídate de lo correcto y de la gramática.
- La mayoría de decisiones e interacciones de nuestro día a día están gobernadas por el subconsciente. No se piensan. Simplemente suceden. Ser más consciente puede ser la clave para que este nuevo año sea decisivo. Para lograrlo no necesitas equipamiento de última generación o herramientas costosas. Solo papel, lápiz, ganas de aprender y el compromiso de hacerlo cada día.

Fluir

Aprender a aprender
Igual que en otras ocasiones, no nos han enseñado cómo sacar el mayor provecho de nuestras capacidades o las bases sobre cómo almacena y recupera el cerebro la información.
He preparado algunos consejos sobre cómo aprender mejor, basados en todo lo que he leído pero sobre todo en mi propia experiencia.
Aunque tengo en mente a otros desarrolladores/as Web, no importa quién seas y a lo que te dediques; estos principios se pueden aplicar a cualquier persona.

Cómo establecer tus objetivos
Aprender a establecer tus propios objetivos es vital, ya que si no sabes a dónde quieres ir, es complicado que acabes en un lugar donde quieras estar.
Si quieres algo diferente vas a tener que hacer cambios y tomar decisiones. Espero haberte podido y sabido ayudar a dar ese primer paso que tanto cuesta.

Cómo crear tu rutina matinal en 3 pasos

Cuestiónalo todo
Esta perspectiva es vital para poner un contexto a nuestro entorno y a nosotros mismos en él. Sin ella corremos el riesgo de asumir que lo que pensamos: nuestros valores, ideas (o incluso nosotros mismos/as) son especiales, cuando en realidad no lo son.

Reacción vs repuesta

#RAW: Primeros pasos en productividad personal

La otra mitad

Eres un impostor. Enhorabuena.
Son personas que sienten a la vez un profundo deseo de crear y la curiosidad suficiente como para probar nuevas ideas, o al menos combinarlas de una forma completamente desconocida.

Tú no estás aquí

#RAW: Cómo empezar a meditar
Aunque no lo sea en el sentido estricto, para mí la mente es un músculo más y como tal necesita entrenamiento si queremos aprovechar al máximo la experiencia humana y encontrar el silencio. Esto es vital ya que a través de ella como procesas la realidad que te rodea, te comunicas, tomas decisiones, etc.
Meditar se convierte en el gimnasio de la mente.

Cómo encontrar el silencio

Hazte visible

La ilusión del control

Podrían no estar aquí mañana
