Radio Migrante

Rafael Piña emigró hace poco más de un año a España, la falta de oportunidades para su crecimiento personal en Venezuela lo obligó a buscar un nuevo hogar. Se decidió por Pamplona.

Gloriana Quijada nació en Maturín, pero siempre emigró. Vivió en Punta de Mata, Puerto La Cruz, Barquisimeto y San Carlos, hasta que en 2017 hizo maletas para iniciar una nueva vida en Estados Unidos. ¿El motivo? El futuro de sus hijos.

Stefany Álvarez emigró junto a su novio en 2018. Salió de San Cristóbal rumbo a Lima, una ciudad que le daría tranquilidad y en la que ha podido encontrar el crecimiento profesional, trabajando en medios de comunicación de ese país en el deporte que tanto ama, el fútbol.

Aunque pensaba que su vida se la dedicaría a los números y la contabilidad, la migración obligó a Francisco Atacho a reinventarse. Ahora trabaja en una panadería de Santiago aprendiendo del oficio cada día.

Cuando Jesús Aguiar emigró en 2016 decidió que saldría de Venezuela, pero Venezuela no saldría de él. Llegó a Barcelona, se casó con una catalana, tiene una hija española a la que sueña con verla comiendo mango en San Carlos algún día.

Orlando Sánchez es un docente barquisimetano que emigró a Estados Unidos en 2017. Trabajó en un autolavado y luego en una cocina de un bar. Allí aprendió a preparar las pizzas que ahora vende en su propio trailer.

María Barrios tenía 17 años en aquel 2015 en el que decidió emigrar. Lo hizo a Francia, país en el que logró asentarse y vivir su cultura. Luego de 8 años de ausencia, regresó a Venezuela junto con su novio francés, para recorrer sitios hermosos del que también es su hogar.

Desiree Rodríguez se encontró una cola para comprar papel de baño en 2014, eso la llevó a tomar la decisión de emigrar. Sin planificarlo, 32 de sus familiares se terminarían yendo a ese país en el que todos están cerca.

Erianna Pacheco es una guara de 34 años. Licenciada en Estudios Ambientales y amante de las nuevas experiencias. En 2021 sintió que debía salir de su zona de confort y emigró. Primero vivió en Bogotá y ahora en Lima, lugar en el que consiguió el amor.

El papá de Luis Amaro llegó como un inmigrante más a una Venezuela que le abrió los brazos y le dio oportunidades. En medio de la crisis en 2018, este maracayero recorrió el camino de retorno a Algarve, en el país de su padre.

La crisis del 2018 hizo que Jesús Rojas tomara maletas para emigrar al lugar donde se le presentó la primera oportunidad, Quito. Desde año y medio se mudó a Chicago, ciudad donde encontró lo que tanto buscó.

María Bethania Martínez es una periodista merideña que emigró a España en 2019 buscando un futuro mejor. Dos años después, hizo maletas para irse a vivir a China junto al que hoy es su esposo y padre de su primera hija.

Jennifer Urdaneta es abogada. En 2017 la crítica situación del país obligó a su familia a buscar un futuro distinto fuera de Venezuela, así que eligieron Perú. Allá no ejerce su profesión, pero aprendió a hacer ricas tortas y dulces que tienen encantado a sus clientes.

El 2017 fue un año complicado en la historia reciente de Venezuela. Gustavo Castillo sintió que la economía y la seguridad atentaban contra la tranquilidad de su familia y decidieron hacer maletas para formar una nueva vida en Argentina.

Ilich Marcano resistió varias ofertas para trabajar fuera del país. Como entrenador de la selección nacional de clavados, quería formar los talentos de su hogar. La crisis lo obligó a emigrar a Seattle donde vive con su familia y ejerce su profesión.

José Manuel Peláez nació en Madrid a finales de los años 40, pero emigró a Venezuela buscando un futuro mejor y lo consiguió. Casi a los 70 años regresó a España por la misma razón que tuvieron sus padres cuando emigraron a Caracas, la crisis. Se fue enamorado del país que dejó atrás.

Marlene Caires emigró en 2008 con dolor, pero sabiendo que tenía que hacerlo. Vivió en Jersey, Inglaterra, un frío lugar en donde consiguió un sitio nocturno que tenía noches de salsa los martes. Ahora vive en Granada, lugar donde formó una familia española, muy venezolana.

La precaria situación económica obligo a Francisco Aguiar a buscar un futuro diferente en otro país. En 2017, este licenciado en Educación se fue, casi sin dinero, a buscar trabajo a Cartagena. Hoy, luego de 6 años, escribió su libro sobre su experiencia migratoria.

El abuelo de Carlos Rosales nació en Hungría, pero emigró a Venezuela por la guerra. La crisis lo llevó a aprovechar la nacionalidad para hacer maletas e irse a vivir a Budapest.

Mariale Herrera emigró junto a su familia en 2017. Tomaron maletas y se fueron a vivir a Envigado en Colombia, pero desde la pandemia decidió que siempre volvería a disfrutar de la Navidad en su casa, con los suyos, en Caracas.

Karem Chinchilla emigró a Miami en 2013 en busca de una vida mejor para su familia. En Florida, comenzó tomando todo tipo de trabajos hasta que llegó donde quería, a trabajar en una tienda Carolina Herrera.

Juan Carlos Lara dejó su Barquisimeto querida a un 2017 lleno de problemas. Junto a su familia, tomaron maletas y se fueron a España buscando una vida mejor. Después de casi 7 años, su misión está cumplida.

El papá de Fernando Vargas le inculcó su amor por Japón a tal punto que trabajó para vivir y disfrutar de ese pequeño, pero gran país. Hoy vive en la ciudad de Kanuma y viaja por toda la isla enseñando sus bondades por su canal de Youtube.

Eldric Sella salió de Caracas en 2018, la necesidad de buscar un futuro mejor lo llevó a la vecina Trinidad y Tobago, allí continuó entrenando lo que es su pasión, el boxeo. Participó en los Juegos Olímpicos de Tokio con el equipo de refugiados y ahora vive en Uruguay, país desde donde entrena para regresar a una cita olímpica.

2018 fue un año lleno de desafíos para los venezolanos dentro del país. La escasez e inestabilidad empujó a mucho a tener que tomar la decisión de emigrar. Renny Pérez fue uno de ellos, ahora vive en Santiago de Chile donde logró emprender.

Yohnny López es un profesional hecho en la industria petrolera venezolana. Este valenciano pensó en emigrar en 2015 y 3 años después logró cumplir su meta, nada más y nada menos que en la lejana Kuwait.

No muchos venezolanos pensaban emigrar en 2011, pero Liakelin Aparcero tomó la decisión de hacer maletas por amor. Su esposo había comprado una propiedad en Cartago, Costa Rica y allí quisieron formar una nueva vida. Hoy tienen un emprendimiento llamado Rancho Camurí.

Cuando Reynel Marrero salió de Maracay hace 9 años, pensó que solo iría a China por 6 meses. Había recibido un contrato para tocar en una banda en el gigante asiático por tiempo definido. Pero el destino lo fue llevando al punto de decidir quedarse por 7 años para luego mudarse a Miami donde sigue creciendo como músico.

Cuando Gema Asuaje decidió que su carrera tenía que despegar pensó en emigrar. Tomó sus maletas para recorrer el mundo en busca de conseguir su sueño, ser una modelo reconocida y llegar a Milán. Ahora vive en Trento, Italia, lugar donde disfruta de su familia y su pasión.

Una condición de salud de su hija menor aceleró los planes de migración de la periodista guariqueña Sorelia Machuca en 2016. Ella junto a su familia tomaron maletas para irse hasta Medellín, ciudad en la que logró emprender y ayudar a migrantes venezolanas a explotar su potencial.

Leopoldo Baquero estudiaba medicina en Barquisimeto en los años 80 cuando recibió una oportunidad para continuar sus estudios en la antigua Unión Soviética. No lo pensó mucho para aceptar a pesar del idioma. En Europa conoció a una eslovaca con la que se casó y tuvo dos hijos. Hoy vive en un pequeño pueblo de Eslovaquia esperando el retiro.

Jonathan Ramírez quiso vivir experiencias únicas fuera del país, pero el cierre de algunos teatros lo hizo acelerar esa decisión. Primero recorrió Centroamérica, luego se fue a Austria, Alemania y ahora vive en Lanzarote, España, recordando a Venezuela cuando siente el olor a comino.

El béisbol y la curiosidad por conocer otras culturas llevó a Rubén Manríquez a tomar un avión para viajar por el mundo. Comenzó por Estados Unidos para luego saltar a Italia y ahora a Alemania, lugar al que lo llevó el amor.

Canadá es un país que arropa a la migración que va dispuesta a aportar. Eso lo sabe muy bien el abogado caraqueño Alejandro González quien emigró a ese país luego de pasar por Ecuador y Estados Unidos.

Nació en Trinidad y Tobago por casualidad, pero no conoce nada de esa isla. Curtis Charles es venezolano, caraqueño para más señas. Este expelotero se fue a vivir a Europa en 2006, se casó con una checa y ahora vive en Praga, rodeado de paisajes hermosos pero extrañando los suyos en su Venezuela amada.

Alixon Reyes tiene un currículo que cualquiera quisiera tener a los 32 años. Es arquitecto, magister en Gerencia de Proyectos de Obras y tiene una especialización en educación superior. En 2019 decidió que debía emigrar en busca de prosperidad y paz, primero se fue a Perú y luego a Curitiba, una ciudad muy lejana a su Cabimas natal.

Sabrina Trillos y su esposo decidieron emigrar en 2011 y lo hicieron a la romántica París. Estando allí, quisieron ganarse la vida fabricando chocolate artesanal, algunos de ellos al estilo venezolano.

Cuando Jean Pierre Franco decidió emigrar junto a su familia, escogieron Cancún como destino. No los dejaron entrar a México y tuvieron que irse a Panamá donde todo fluyó, ahora vive en Washington.

Randold Millán conoció muchos hijos de colombianos migrantes en Venezuela. A través de la televisión, conoció su cultura y tradiciones hasta que decidió emigrar a Bogotá en 2016, allí se ha encontrado con una tierra que lo ha enamorado.

Jorge Puerta emigró junto a su familia en 2017. La situación crítica del país lo obligó a tomar un rumbo distinto, primero a Ecuador y luego a Alemania, país donde desarrolla su carrera como tenor, siempre llevando la bandera de Venezuela en su voz.

Uno de los compañeros preferidos de la arepa es el queso. Aunque fuera de nuestras fronteras no es común conseguir un queso venezolano, Dayana Maltese, que emigró a Irlanda en 2005, tiene una quesera llamada “Sabanero Cheese”.

Ximena Montilla emigró en 2003, pero encontró en la arepa ese cordón umbilical que le une con Venezuela. Su proyecto, “Historia de la arepa”, difunde por todo el mundo la cultura gastronómica de ese país donde fue feliz.

Alis Yustiz quería ir a Paraguay y establecerse, pero terminó en la vecina Guyana. Perdió su empleo por la pandemia, pero lejos de caerse, descubrió que podía emprender con los pastelitos y tequeños. Ahora, junto a su familia, tiene un negocio próspero que alimenta la nostalgia de sus compatriotas en Georgetown.

Norianna Gómez aceptó un viaje por un crucero en el que conoció un estadounidense que, sin pensarlo, se convertiría en el hombre de su vida. Emigró en 2009 a Estados Unidos y, también sin pensarlo, tuvo una historia increíble de empatía con una celebridad del baloncesto, Shaquille O’Neil.

Una propuesta para irse a un país donde el béisbol no es tan conocido fue un reto que aceptó Jesús Cartagena. El nativo de Higuerote aprovechó la oportunidad para ofrecer sus conocimientos en ese país.

Moisés Dorta vio cómo, en 2017, la crisis del país tocó su economía familiar, por lo que decidió emigrar. Primero se fue a España. Luego de movió a Portugal y, cuando pensaba regresar a Venezuela, fue a Bélgica y allí consiguió la tranquilidad que andaba buscando.

Anais Villavicencio es psicóloga, pero su historia de migración la llevó por otro camino. Aprendió de computadoras, gerencia en el agro y tuvo la determinación para adaptarse a una sociedad distinta.  

Andreina Sánchez nació y vivió en Socopó, estado Barinas. Es una chama simpática, de esas que le saca conversación y más de una sonrisa a cualquiera. Emigró a Gotemburgo, Suecia, un país con gente distante pero hermoso, con una cultura a la que se adaptó, pero siempre recordando a su llanura amada.

María Beatriz Rosell buscó estudiar una carrera de postgrado en Europa y el destino la llevó a Hungría. En ese país se casó y tuvo dos hijas, una de ellas se llama Lara, en honor al estado donde nació y creció.

En 2008 no era común ver migrantes venezolanos, pero por esos años la caraqueña María Córdova se fue con su esposo quien jugaba béisbol en ese país. Ya tiene 15 años en Europa intentando comerse un cachito como en los desayunos de su niñez.